Hmno. Bastian Aillon Jimenez

Amados hermanos/as lectores/as:

Es muy grato poder comunicarnos por este medio, teniendo en cuenta que pasamos tiempos peligrosos. Es Necesario que atendamos al llamado que hace la Escritura de conocer, amar, y deleitarse en la persona de nuestro Dios. Debemos estar prestos, ceñidos (como lo dice Pedro) en nuestro entendimiento, nuestra mente debe estar llena del conocimiento de Dios, no como un almanaque mental lleno de polvo, sino que sea la fuente de nuestro Gozo, y de nuestra Madurez en Cristo.

Que cada Atributo de Dios que conozcamos nos haga maravillarnos, y sea cual sea la circunstancia de nuestra vida, poder mirarle a El y clamar ¡Aleluya!

 

Que al mirar la cruz podamos decir como Pablo “yo también he sido crucificado con Cristo, y Cristo vive en mi, no yo”.

Que cada día podamos al mirar la Escritura hacernos un autoexamen, y ver que llena nuestro corazón, que llena nuestra mente, que me está alejando de amar a Dios, que me está alejando de tener Gozo en su Persona, que me está alejando de tener Comunión Intima con mi Dios, que me impide orar fervientemente, que hace que mis rodillas estén tan firmes y no se puedan humillar doblándose ante mi Señor, que me está impidiendo cada día ser crucificado y mortificar la carne con el Espíritu Eterno.

 

¿Habrá algo más peligroso y dañino en el pueblo del Dios Viviente, que un “cristiano” que no permite que el martillo clave sus manos y le moldee a imagen de Cristo cada día? ¿Habrá algo tan irreverente delante de Dios que un “hijo de Dios” que no reconoce Su Señorío? ¿Habrá algo tan triste que resistirnos a ser Esclavos de Cristo, quien nos compró por su sangre?

Hermanos, con mucho Amor en Cristo, miremos las Escrituras, que nos alumbre con Su luz, que al meditar en ellas, y Conocer a Dios y Su voluntad a través de ellas, podamos hacer huir toda sombra de irreverencia y desobediencia de nuestro peregrinaje, que al leerlas tengamos tal convicción de nuestros pecados, que huyamos cada día de nosotros mismos y nos refugiemos en la Cruz de Cristo.

 

Que como Pueblo de Dios, dejemos las comodidades, la autosuficiencia, la negligencia, el egoísmo, y la frialdad al predicar el Evangelio. Basta de predicar y depender del púlpito, hermanos evangelistas: Uds. sabrán que la mies está afuera del púlpito, sedienta y hambrienta, no está en 4 paredes, no está en una banca específica, la mayor mies de la que hablo Cristo nuestro Señor esta afuera de las iglesias, fuera de las congregaciones, donde nuestros hermanos primitivos sufrieron, y murieron gozosos por causa de predicar el Evangelio, el que quiera ganar almas, ha de hacerlo afuera, donde hay frío, rechazo, burla, vituperio, violencia, hambre, sed, el verdadero evangelista estará dispuesto a eso, y más, si le disparan por causa de predicar a Cristo, aunque lágrimas broten de sus ojos con pena de abandonar este mundo, tendrá un mayor gozo porque fue alguien que no fue rebelde al mandato del Señor, y le obedeció, estuvo dispuesto a perder su vida, por causa del reino de Dios, y para hallarla en Cristo. Enfermedades, pestes, tortura, mutilación, muertes muy violentas, le esperan al que realmente quiera predicar el evangelio bíblico con tal de agradar a su Señor.

 

Y finalmente, si realmente queremos ser embajadores de quien es la Luz del mundo, si realmente, estamos dispuestos a sufrir todo esto y mucho más por predicar el evangelio de Cristo, aprendamos en las Escrituras, quien es Dios, conozcámosle, amémosle, conozcamos su amor, su ira, su misericordia, su justicia, su gracia, conozcamos y gustemos el Evangelio bíblico que pregona Arrepentimiento para con Dios y fe en el Señor Jesucristo. Prediquemos cuan feo y horrible es el Pecado a ojos de un Dios Santo, prediquemos cuan pecadores son los hombres, aunque nos tachen de fanáticos hipócritas, prediquemos cuan lejos del Reino de Dios están aquellos que se aferran a su justicia propia, obras, méritos, pero por sobre todo, prediquemos de la Cruz de Cristo, de su padecimiento, de su grito potente de sello a su obra “¡Consumado Es!” y clamemos con lágrimas al hombre, que crea, que se aferre a la obra de Cristo, que tenga fe en Cristo, en su obra, pues todo ya está listo, y nada de cuanto haga, complacerá al Dios Justo.

 

¡Hay reconciliación con Dios a través de la obra de Cristo! ¡Hay buenas noticias que proclamar! Hay una condición perdida que hay que proclamar y una buna noticia que decirles que les puede salvar!

¡que Dios nos ayude en este mandato hermanos míos y que a El sea la Gloria! Amén. Aleluya.